Victor de La Hoz en facebook

lunes, 7 de febrero de 2011

Una Noche en el Carioca's



En los nocturnos suburbios de Santa Marta, yacía oculto a los ojos de muchos de los transeúntes, un sitio enigmático, lleno de historias y lleno de encanto al mismo tiempo, se trata de la Taberna “carioca´s” donde ciertos trabajadores de las fabricas del centro de la ciudad acudían a diario a conversar y tomar un “cañazo”; El sitio guardaba un aura de antiguo y a la vez placentero, los sillones que decoraban la sala de la edificación le daban al sitio un aire de bar “alternativo” y Julio, el cantinero, era el típico hombre de pensamiento folclórico que se manifiesta a través de chistes mal pensados y acento un poco grotesco, Además de Julio el cantinero, también estaba Mercedes, quien se encargaba de llevar los tragos a las mesas; Una mujer increíblemente silenciosa e introvertida, bastaba con tratar de dirigirle la palabra para que ella se sonrojara y se retirara, cuentan que estuvo casada y tuvo dos hijos, pero que su esposo la abandono por ser frígida, este es alguno de los rumores que envuelven el diario vivir interno en las noches de carioca´s.


Un lugar lleno de historias, cada cliente era un tipo de personaje, cada noche era un espacio diferente para la narrativa costumbrista de los obreros y algunos técnicos de mecánica del sector, eso era carioca´s… antes de lo ocurrido a mediados de aquel lluvioso septiembre, un lugar lleno de expectativas, un espacio para culminar la jornada laboral, donde los clientes le daban la vida que no tenia el sitio durante el día, en fin…carioca´s era el sitio exclusivo para cierto segmento de personas, las cuales buscaban cada noche la oportunidad de fumar un cigarro, tomar una cerveza y escuchar algo de aquellos vallenatos de antaño.


Aquel septiembre estuvo lleno de feroces torrentes de lluvia, fue un invierno verdaderamente cruel para los vendedores ambulantes de calzado y algo de textiles, también lo fue para los fruteros y hasta para las panaderías, solo algunos establecimientos se salvaron de una ruina momentánea, y entre estos estaba carioca´s, que poseía -gracias al folclor con que julio trataba a sus clientes diariamente- una clientela persistente a cualquier obstáculo que pudiera impedirle su momento sacro, su velada nocturna.


Una de aquellas noches de septiembre, el centro de Santa Marta vivió uno de los aguaceros mas fuertes, y el servicio de energía fue suspendido momentáneamente como consecuencia a esto, esa noche las calles de aquel centro histórico estaban repletas de buses urbanos tratando de sobrepasar otros vehículos particulares, personas tratando de llegar a sus hogares y un sin fin de ruidos colmaron la tranquilidad de aquel sitio, pero a pesar de todo este estruendo, Don Custodio, propietario de Carioca´s le ordeno a julio que abriera, que en algún momento dejaría de llover y algunos clientes acudirían en busca de un cigarro o una cerveza…en fin.


Julio abrió como de costumbre el local, encontrándose con una pequeña sorpresa, en la puerta corrediza del bar, se encontraba un vagabundo sentado en el sardinel, con un aspecto degenerativo por el mal cuidado de su persona; al percatarse de esto, Julio le pidió cortésmente que se apartara de allí, que era prohibido permanecer en esa propiedad sin permiso y que además estaba muy oscuro y que no le gustaba que alguien estuviera allí, que por favor se retirara, pero desafortunadamente sus palabras no fueron escuchadas, el Vagabundo permaneció allí y no se inquietó ante las palabras del barman, de una manera más fuerte Julio le repitió que se marchara, que no debía estar en aquel lugar, en esta ocasión el “gamin” decidió acatar las palabras y se levanto, no sin antes pronunciar unas palabras:


- si, si….tranquilo, me iré, pero al menos déjame echar una orinada, y tomar un poco de café, hace mucho frio y creo que aun llueve demasiado, por favor amigo, hazme estos favores y te estaré agradecido.


Julio era una persona grotesca, y cumplidora de su deber, y si este le exigía comportarse de una manera agresiva, no dudaría en hacerlo, pero también se caracterizaba por ser equitativo y justo, así que decidió dejar entrar a aquel hombre y brindarle un poco de café.


El bar estaba un poco desaseado, habían algunas goteras cerca de la barra, lo que permitió que la lluvia se filtrara y se mojaran algunos utensilios, el piso también estaba mojado, lo que indicaba que se debía asear primero antes de abrir, así que Julio decidió entrar al salón de bodega y traer los accesorios para el aseo, no sin antes encender dos velas, una para el y otra para aquel desconocido, mientras tanto, el vagabundo que ya había entrado al baño, observo detalladamente como estaba repartida la barra y en que lugar se hallaba la caja registradora, como todo oportunista que piensa en una posibilidad de dinero fácil.


Eran ya las ocho de la noches pasadas, mientras julio llegaba con los implementos para el aseo, el hombre ya estaba afuera , aun la oscuridad manchaba todo espacio por ver, excepto por los pequeños rayos que emanaban de las velas encendidas; La bodega quedaba en la parte atrás del bar, pero la distancia no era tan grande, Julio no tardo en regresar a la barra y encontrarse de nuevo con aquel hombre, quien a este momento se hallaba sentado en una de las mesas, esperando ansioso por el café.


-hey! Vale, ven y échame una mano con esto -Julio pidió ayuda al vagabundo con el aseo- si te vas a tomar una café caliente….entonces gánatelo.


Inesperadamente la puerta del bar se abre, es Mercedes que llega retrasada como siempre, al ver al viejo desconocido se asusta y corre en busca de Julio, quien le cuenta en que circunstancias lo conoció y por que estaba dentro del bar.


Eran cerca de las nueve de la noche, la lluvia por fin había cesado y la energía fue reestablecida, aunque el invierno tiende a ser negativo para este tipo de negocios, carioca´s contaba con clientela fiel, y ya a esa hora comenzaban a llegar los viejos del sector y jugar una partida de Dominó y a olvidar un poco con la música un día como ese, tan lleno de oscuridad, el viejo vagabundo ya había partido hacia mas de veinte minutos, parecía que todo había vuelto a la calma, a la tranquilidad de cualquier noche de tertulias costumbristas en el carioca´s, sin embargo, cuando el reloj dio las diez y media, una hora antes del cierre habitual de los días normales, algo ocurrió, el viejo vagabundo, volvió al bar con una navaja en su mano, junto con otros dos indigentes del sector, intimidaron a los seis clientes que tenia el bar y amenazaron a Julio:


- huy mi viejito….o la plata o la muerte mi ñero!


En ese preciso momento, mercedes estaba afuera del establecimiento, fue a avisarle a Don custodio -quien vivía muy cerca del sector- que probablemente hoy cerrarían mas temprano, ya que la clientela era muy poca, y esto podía generar ciertas perdidas; Después de recibir la aprobación de Don Custodio, Mercedes, quien se encontraba a unas tres cuadras de la “calle de los mártires” se dispuso a volver, sin pensar lo que allí estaba ocurriendo.


El viejo se encargo de amordazar a los clientes, mientras que los dos restantes ataron a Julio y saquearon la caja registradora, dejándola totalmente vacía, pero antes de marcharse, Mercedes entra inesperadamente y fija su mirada en las personas atadas y en los hombres que estaban asaltando el lugar; Una sensación indescriptible sintió al ver a su amigo amordazado, uno de los hombres reacciono y trato de tomarla a la fuerza, sin embargo, Mercedes reaccionó a tiempo también y logró salir a la calle y gritar:


- Nos atracan! Auxilio! Nos atracan! Nos mataran!.


Pero solo un silencio abrumador se apodero de todo espacio alrededor, de cada mirada, de cada pensamiento, solo un silencio rodó por aquellos segundos, minutos, horas y vidas enteras, nadie escucho nada, nadie supo nada, solo los protagonistas de este momento, las victimas que no son mas que los directos implicados en esta circunstancia de la vida, donde las necesidades naturales y básicas son saciadas, irónicamente por la fuerza.



En una ciudad como Santa Marta, donde el silencio se apodera a diario de las voces del pueblo, de las noches con cielos estrellados, de la brisa del mar…y por supuesto, de los pensamientos y sufrimientos de aquellos que están más condenados, de aquellos seres de la noche, hombres de edad avanzada, hombres de pensamiento de ayer, pero con necesidades del ahora….en fin, en una ciudad como Santa Marta, donde la importancia humana es reemplazada por zalamería y fanatismo por personas de afuera que traen algunos Dollares, donde las ideas de aquellos transeúntes y habitantes de los espacios más olvidados e irónicamente propios de esta ciudad no son válidos, si, es en una ciudad como Santa Marta, donde ocurren actos de invisibilidad hacia el mismo pueblo, es aquí, en este paraíso tropical, en este jardín de Dios. En esta región llena de historia indígena, donde el hombre consigue alcanzar aquel mito de película, la mejor de las fantasías de acción, la fascinación más grande del mundo: ser invisible.


Dedicado al gobierno distrital de santa marta, quienes con un poco mas de atención a las necesidades del pueblo, podrían hacer mas visibles a los samarios frente al mundo, y ya no, como ahora, ser solo nombrados por un cuento.

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